Es un problema económico pero también es un problema de confianza para las empresas que han sufrido algún tipo de fraude o amenaza online. Y según la Asociación Española de Empresas contra el Fraude casi el 60 por ciento de las empresas españolas han sufrido algún tipo de fraude o se han sentido amenazadas.
En determinados sectores, donde la confianza del cliente es básica para seguir creciendo, el daño para el prestigio de algunas empresas es enorme y puede conllevar graves pérdidas. No estamos refiriendo por ejemplo a la banca o a las finanzas.
Lo que está claro es que el llamado fraude online está a la orden del día y se ha convertido en uno de los delitos más denunciados. Esto ha hecho que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hayan tenido que redoblar esfuerzos tanto para esclarecer este tipo de denuncias como para evitar el hecho delictivo.
En las compañías financieras de automoción o consumo, banca o telecomunicaciones se ve con gran preocupación el incremento del fraude online. No ya por los perjuicios económicos, sino por la falta de confianza que provoca en sus clientes. Es decir, que en estos sectores se teme más el daño reputacional que el meramente económico.
En el mencionado estudio el 58 por ciento de las empresas está más preocupadas por el daño en su reputación que por la cuenta de resultados.
Los fraudes online que más están alarmando a las empresas y que han sido recogidas por el portal El Economista son los siguientes:
El fraude en admisión en puntos de venta digitales tanto en portales como en páginas web
El robo de datos (malware, ingeniería social o hacking)
Fraude de admisión en puntos de venta presenciales en tiendas físicas
El fraude interno de un empleado o vendedor
Fraude en cuenta, traducido en un cambio de perfil o acceso ilegítimo a la cuenta de un usuario
La gran mayoría (61%) de las compañías considera que los recursos destinados a la gestión del fraude son insuficientes, debido, sobre todo, a la complejidad del entorno del negocio y a los volúmenes de actividad.
El fraude en el mundo empresarial siempre ha existido y se considera como un obstáculo para el crecimiento de una determinada compañía. Sin embargo, las nuevas tecnologías han incrementado de manera considerable este tipo de delitos y muchas empresas no pueden hacer frente a los gastos que conlleva tener todos sus sistemas protegidos ante los intentos de los hackers.
El principal reto ahora de las empresas es implantar sistemas de prevención ante este tipo de fraude que deberá contar con la participación de los diferentes gobiernos. De esta forma se podría detectar con antelación un posible fraude y no afrontar los graves gastos que supone una vez se haya consumado en un sistema informático.
El fraude no tan sólo se da en grandes empresas dedicadas a la finanzas o a la banca. El sector del comercio electrónico también se ve muy afectado por las malas prácticas. Se considera que cada año las tiendas online están perdiendo unos cien millones de euros al año por fraudes de consumidores. Hay muchos tipos de estos engaños.
Hacer un pedido contrareembolso y que el cliente esté ausente a propósito en el momento de la entrega de paquete o negarse a pagar. O el no realizar la transferencia pactada. Muchos jóvenes emprendedores han visto en el comercio electrónico una manera más económica de sacar adelante sus negocios pero han visto reducir sus ingresos por estas prácticas que, por llamarlas de algún modo, podríamos definir como "picaresca"
Como has visto existe una gran preocupación por el fraude online que parece crecer al mismo ritmo que la tecnología. Este fraude provoca graves pérdidas económicas pero también la pérdida de confianza del cliente. No se da tan sólo el fraude en grandes empresas, también en pequeñas tiendas online.
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